Como dice la popular canción “cambia, todo cambia”, y por ese motivo, el Golden Eagle comenzó, a partir del año 2007, a sustituir al tradicional Expreso Transiberiano como el tren que permite unir, en solo dos semanas, Europa con Asia.
Cada vagón de este verdadero palacio sobre rieles fue diseñado y construido para cumplir los estándares más altos de la hotelería internacional, por eso viene dotado con ducha, aire acondicionado, calefacción, caja fuerte, televisión de pantalla plana, bar y, por supuesto, mayordomo personal.
Como rasgo distintivo, cada día de viaje se sirve un plato que representa la gastronomía de la región que está en ese momento atravesando el tren, comenzando por un clásico ruso: ¡la sopa de verduras!
El tren ofrece paradas en las ciudades más destacadas de la región incluyendo:
Ekaterimburgo: esta metrópoli funciona, históricamente, como el límite entre Asía y Europa; por allí se entra a las heladas tierras Siberia; considerada una de las ciudades más importantes de Rusia, ofrece una curiosa combinación de pasado y presente, con barrios donde puede “admirarse” la construcción impuesta por el comunismo (gris, pesada y de rasgos duros) junto a instalaciones mucho más modernas,
muchas de ellas levantadas pocos meses atrás porque allí se realizará el mundial de fútbol 2018.
Kazán: esta ciudad se encuentra, ni más ni menos, que a orillas del legendario río Volga; aunque fue fundada por guerreros procedentes de Bulgaria, desde que Iván el terrible la conquistó en 1552, siempre se la consideró parte esencial del imperio soviético, motivo por el cual cuenta con imponentes construcciones como la catedral de la Anunciación, la casa de Gobierno y la mítica mezquita Qol-Şärif, construida en el mármol más puro y caro del planeta.
Novosibirsk: es una de las ciudades más nuevas de la Rusia ya que su construcción se remonta a fines del siglo XIX pero destacó desde sus inicios gracias al empuje de sus industrias que la colocaron en una posición dominante dentro de la región al convocar, todos los años, a miles de obreros para trabajar en sus pujantes fábricas; cuenta con una interesante oferta turística que incluye el Teatro para Ópera más grande del mundo y un increíble museo dedicado a la historia del ferrocarril donde destaca el vagón que usaba el zar y su familia para moverse a través del imperio, atacado, en varias oportunidades, por personajes que luego se harían celebres como Lenin y Stalin.
Irkutsk: fundada por los legendarios cosacos (una frase popular reza: “cuando un cosaco está sobre su caballo, solo Dios es más grande que él”), aquí todavía se mantienen en pie las casas de madera que levantaron los primeros pobladores aprovechando los frondosos bosques de la región; cuenta con un excelente Museo de Arte Regional donde es posible admirar increíbles retratos de las personalidades más características del siglo XIX incluyendo gobernadores, soldados, maestros y sacerdotes.
Ulán Bator: es la capital de Mongolia y su principal atractivo son sus cinco grandes universidades, además cuenta con un museo que permite entender cómo Gengis Khan creó su imperio superando con sus conquistas a los más grandes generales de la historia, incluyendo al propio Alejandro Magno.

Vladivostok: es el punto de llegada del viaje y su relevancia es simple: tiene el puerto más importante de Rusia al que pocos años atrás se agregó un aeropuerto con todas las comodidades usado por turistas de todo el mundo.

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