Buenos Aires, capital de la República Argentina, cuenta con dos barrios que encarnan, claramente, dos segmentos bien diferenciados de su población: la Boca fue el sitio elegido para vivir por todos los inmigrantes que llegaron a la Argentina para “hacerse la América” a fines del siglo XIX; Recoleta, por su parte, fue el lugar escogido por las familias patricias, personas que habían levantado (o heredado) inmensas fortunas, para construir sus inmensas mansiones.
Con el paso del tiempo, Recoleta logró mantener inalterable su status, por eso allí todavía se concentran las residencias más imponentes de la ciudad rodeadas por las embajadas de las grandes potencias del mundo y los hoteles donde se alojan las grandes estrellas que visitan el país.
Aunque suene paradójico, la principal atracción del barrio sigue siendo su inmenso cementerio: miles de bóvedas unidas por antiguos caminos de piedra donde descansan las personalidades más importantes de Argentina.
Entre los próceres puede encontrarse a Juan Manuel de Rosas, Facundo Quiroga (a quien Jorge Luis Borges le dedicó su famoso poema “El general Quiroga va en coche al muere”, recordado por estrofas como “Cuatro tapaos con pinta de muerte en la negrura / arrastraban seis miedos y un valor desvelado. / Junto a los postillones jineteaba un moreno. // Ir en coche a la muerte ¡qué cosa más oronda! / El general Quiroga quiso entrar en la sombra / llevando seis o siete degollados de escolta), Bartolomé Mitre (fundador del diario “La Nación”), Domingo Faustino Sarmiento (escritor del “Facundo” y “Recuerdos de provincia”), José Hernández (autor del “Martín Fierro”) y Adolfo Bioy Casares.
Sin embargo, inevitablemente, el panteón que más visitantes atrae es el de Eva Perón, tal vez porque su trágica muerte en 1952, con solo 333 años, a consecuencia del cáncer, ayudó a consolidar su mito, potenciado luego por la ópera-rock y la posterior película protagonizada por Madonna y dirigida por Alan Parker.
El barrio además, cuenta con una gran oferta turística en la cual destacan cuatro lugares que debe conocer cualquier persona que visite Buenos Aires: el Centro Municipal de Exposiciones, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Palais de Glace y, por supuesto, la Biblioteca Nacional, lugar donde trabajó, durante más de tres décadas, como director, ni más ni menos que Jorge Luis Borges.
El barrio cuenta, además, con dos espacios verdes realmente imponentes, perfectos para visitarlos los fines de semana, cuando se llenan de gente, vida, color y mucha animación: la Plaza de las Naciones, fácilmente distinguible por la inmensa flor metálica que colocó allí el arquitecto Eduardo Catalán; y Plaza Francia.
Acompañando esta movida cultural existe un completo circuito de bares, pubs y restaurantes donde es posible disfrutar tanto de un tradicional asado vacuno como de las mejores bebidas locales, incluyendo el clásico Fernet con coca; para los amantes de la buena mesa, existen opciones gourmet más específicas, lugares donde es posible disfrutar platos provenientes de Tailandia, México, China o Rusia.
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